Pedalear, parar, pensar
En breve se cumplirán diez años de esta foto, una foto como cualquier otra pensareis muchos. Hacía unos pocos días que me había ido al paro; hacía unos pocos días que nos habíamos juntado muchos para subir al Gamoniteiru en la primera marcha cicloturista que llegó hasta allí (y única...). Demasiado contraste, el mismo que tuve durante mucho tiempo: la alegría que te proporciona pedalear con amigos y conocer muchas cimas, y a la vez un bloqueo cuando llegabas a casa y veías que el tiempo pasaba rápido y el trabajo no aparecía.
El tiempo pasa, unos cuantos años han pasado y ya he dejado atrás la fiebre de "locos de los puertos" de APM, porque el cielo que creías tocar cuando pedaleabas junto a muchos no era real. Posiblemente la necesidad de no pensar en la ausencia de trabajo, en el nudo en el estómago por ver que los días pasan y te ves cada vez más inútil, te hace perder perspectiva, te aleja los pies del suelo: sobrevaloras cada momento de bici, cada compañero. El tiempo fue pasando y se fue "llevando" a muchos de aquellos. Otros, los imprescindibles, se quedaron. Supongo que será la vida y que en otros momentos, anteriores y posteriores, ocurrió algo similar, pero tengo un gran recuerdo de aquellos años de contrastes: de conquistar "cientos de puertos" con el "mejor grupo ciclista que jamás haya tenido", y de llegar a casa, tras la "mejor batalla ciclista" que nunca me imaginé, y ver que ninguna empresa te había llamado, que te descartaba, y que el tiempo pasaba y pasaba...
Dicen que la vida te pone a prueba a cada momento: siempre recuerdo la de aquel día de enero, unos meses después, yendo de un lado a otro de Madrid, echando CVs por la mañana, mientras por la tarde me entrevistaban en la radio para hablar de la cima que tenía a mis espaldas en la foto.
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