¿Resurge el ciclismo?
Hace años que el ciclismo no vivía una época tan especial como la que está ocurriendo en estos momentos. Hartos ya de que este deporte se asociase al dopaje parece que en los últimos tiempos vuelve a resurgir con fuerza, con muchísima fuerza. A ello ha contribuido, sin ninguna duda, la vuelta de Lance Armstrong a la competición. El “Rey del Tour” mantendrá un intenso duelo dentro de unos meses con el actual número 1 del ciclismo: Alberto Contador. Pero hay otros hechos que hacen albergar esperanza de que el deporte de las dos ruedas se levante. Las portentosas exhibiciones de Fabian Cancellara en Paris-Roubaix y Tour de Flandes y el resurgimiento de Vinokourov en Lieja no son más que algunos ejemplos de lo que señalo. Este deporte necesita de héroes, de líderes, y no cabe duda que el kazajo y el suizo son dos exponentes claros.
Pero no todo son grandes noticias alrededor del ciclismo, puesto que el daño que está provocando el Protour a la mayoría de las pequeñas pruebas nacionales parece ya irreparable. Una muestra de ello es la Subida al Naranco y la Vuelta a Asturias. Hace años, en los pelotones de estas dos carreras siempre había varios equipos de los denominados “grandes” que generaban un gran interés entre los aficionados, en conjunción con otros menos conocidos, pero no por ello de menos calidad. Pero, a pesar de que los actuales equipos no sean los de vanguardia, la combatividad y el espectáculo siguen garantizados al menos. Las fenomenales demostraciones de Sicard y Tiago Machado el año pasado no son más que dos ejemplos de que la Subida al Naranco y la Vuelta a Asturias son, por lo menos, trampolines para futuras estrellas.
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