Diez años de mi primera Bianchi
"Es un trozo de acero, nada más". Seguramente la mayor parte de la gente considera una tontería dar tanta trascendencia a "un trozo de acero", pero "ese trozo de acero" enlaza mi primer amor por el cicloturismo, por el ciclismo, por los puertos, con el actual. De proyectar un listado de ascensiones e ir a recorrerlos con mi amigo Rober, a desarrollar, de mejor o peor manera, esta web.
Mi primera Bianchi se detuvo un 31 de octubre de 2011 porque llega un momento en la vida en que ya no te fías del material, por mucho que "se pueda soldar y seguir". No, no me ofrecía garantías, le había dado "una vida" muy leñera, le había dado una segunda oportunidad un par de meses antes, pero volvió a partirse, y antes de que se me partiera bajando un puerto a 70 por hora y me partiera a mí, decidí colgarla y mirarla de vez en cuando. Porque la veo y recuerdo aquellas carreras en juveniles y los kilómetros que nos hacíamos subiendo y bajando hasta Cuevas por los inviernos, esquivando puertos (quién lo iba a decir); recuerdo ir a marchas cicloturistas cuando pensaba que el único cicloturismo posible era el de ir a una marcha cicloturista a tratar de quedar lo más delante posible; recuerdo dejarla colgada en la cochera por el miedo a ser atropellado después de que dos conocidos tuyos se los llevara por delante un coche por una carretera por la que pasaba todos los días; y recuerdo decirle a mi novia de entonces que de forma definitiva iba a volver a la bicicleta para no bajarme ya jamás. Decidí descolgarla, limpiarla, engrasarla y todo fue cambiando, poco a poco, todo fue desarrollándose de otra manera, todo iba encajando de la manera que me gustaba, pero siempre pedaleando.
Aquella bicicleta había nacido para hacer kilómetros; yo, para subir puertos y juntos, para disfrutar todo aquella mezcla de sufrimiento y goce en cada cima, en cada ruta, de cada dia.
Aquí el video que realicé hace diez años, mi pequeño homenaje a aquella primera Bianchi.
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