Llega la cacareada etapa de los 65 kilómetros

Como si de una novedad se tratase, llega la etapa del Tour de Francia de 2018 de los 65 kilómetros. Una etapa con 3 puertos de montaña de los cuales dos son de primera categoría y el tercero, el último, de categoría especial: un tremendo coloso de 16 kilómetros a una pendiente media próxima al 9%, y que sobrepasa la barrera de los 2000 metros.

La prensa y la afición esperan esta jornada con mucha expectación, en un intento de tratar de guardar en la retina algún momento de este insípido Tour de 2018. Porque el de este año, aún con cinco etapas por disputarse, amenaza con convertirse en uno de los peores de la historia: si dejamos a un lado el "enfrentamiento" entre dos corredores de Sky por el liderato de la carrera, del resto prácticamente no hay noticias. Sólo Kruijswijk lo intentó en la etapa más dura de la edición de entre los favoritos. Del resto, la nada más absoluta.

Ya, en tiempos pasados, se disputaron etapas similares, como veíamos en este reportaje de la web.  Pero también hay críticas porque el sabor que deja la carrera, francamente, nos hace perder los nervios: el control absoluto de Sky, la falta de ofensividad y de improvisación en los adversarios, la reiteración en los errores de recorridos no hacen más que desesperar. En un contexto de carrera emocionante este formato de etapa estaría mejor visto, sería aún más deseado, dentro de la variedad y el equilibrio de la carrera, pero no: parece que el ciclismo del siglo XXI se encamina irremediablemente a condensarse en pocos kilómetros, a aquellos que salen en la TV. ¿Será la solución al ciclismo en un futuro? Esperemos que no.