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Vuelta 2015: de menos a más

Vuelta 2015: de menos a más

Último artículo dedicado a la Vuelta 2015, con el cual quiero hacer un pequeño balance de lo visto durante la carrera. Una Vuelta que fue de menos a más, del despropósito de la jornada inaugural (la crono por equipos que no computaba para la general), a la expulsión de Nibali, pasando por el atropello de Sagan y toda la polémica que rodeó al tema de seguridad y las motos en la carrera. Cuestiones extradeportivas que dejaron en un segundo y un tercer plano una carrera que no acababa de arrancar de la manera deseada: excesivo marcaje entre los favoritos en las llegadas a Caminito del Rey, Vejer de la Frontera, Sierra de Cazorla...

Fue en esa primera fase de carrera en donde emergió la figura del colombiano del Orica Esteban Chaves. Una de esas agradables apariciones que deja la carrera, varios días luciendo el maillot de líder e imponiéndose en dos etapas, además, con autoridad. En la segunda parte de Vuelta supo defenderse con gallardía y finaliza en un más que meritorio 5º puesto de la general. Porque Chaves empezó a flaquear, en lo referente al liderato, en la Cumbre del Sol, la cima donde vimos las primeras "grandes estocadas", ampliadas hasta límites casi insospechados en la que ha sido, posiblemente, la segunda mejor jornada de la Vuelta: la etapa de Andorra. Un día en el que Astana dio su primer golpe de autoridad en la Vuelta a España, con Landa ganando la etapa, Aru destrozando a todos los favoritos y el resto del equipo colaborando para que el podium del Tour de Francia, apenas un mes después, "volara" por los aires como poquísimas veces hemos visto en la historia de la Vuelta. Desde ahí la carrera se disputó a "cuatro bandas": el contrarrelojista Dumoulin, el explosivo Purito Rodríguez, el escalador Aru y el "tapado" Majka.

El tríptico del cantábrico no resolvió apenas nada, es más, volvió a bloquear la carrera, que se dilucidó en las cuatro etapas siguientes. De Burgos salió vencedor el holandés Dumoulin, con Aru a poquísimos segundos, y Purito y Majka a diferencias salvables visto el recorrido que aún había.

Tres etapas sin final en alto en donde se ha visto más de una hora de ciclismo de ataque entre los favoritos, mucho más que en el resto de Vuelta... La palma se la llevó, sobre todo, la penúltima jornada, en donde se ascendían los "clásicos" Navacerrada, Morcuera (éste por sus dos vertientes) y Cotos. La necesidad, las ganas de ganar, la táctica de equipo, la ofensividad, el inconformismo contribuyeron a ver una de las mejores etapas de la historia de la Vuelta a España en sus 70 ediciones, con Aru doblegando al entonces líder Dumoulin, quien ni tan siquiera podrá saborear el podium.

Una Vuelta que fue de menos a más...

En cuanto al recorrido, podría hacer un copia y pega del resumen del año pasado. El modelo de llegadas y más llegadas en alto parece más que agotado, en tanto que el tríptico central de montaña bloquea la carrera hasta límites insospechados. Qué hacer? Eso está en manos del organizador, sin duda, pero dejaría unas pinceladas como éstas:

-una primera crono por equipos más larga o hacerla individual (si va a ser corta).

-mantener el esquema de la primera semana: finales en repecho, puertecitos cerca de meta, dobles pasos (como se ha hecho en Cresta del Gallo o Cumbre del Sol).

-inclusión de otra crono individual (bien llana, bien en puerto tendido).

-mantener la entrada constante de puertos y finales nuevos. Son puertos que dan más empaque a la carrera, por mucho que la Vuelta se haya decidido en ascensiones como Morcuera y Cotos.

-romper el esquema del tríptico del Cantábrico: hacer finales diferentes (en puerto tendido, en puerto duro y en bajada, por ejemplo).

-finalizar la Vuelta con una etapa de otro tipo: tipo clásica, crono individual (más larga que la de 2014, por supuesto),...

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