Tour 2016: Froome lo hace todo
Hay que empezar las cosas por el principio, pero en esta ocasión arrancaremos por el final, por el desastroso final que tuvo la etapa del Mont Ventoux de este Tour 2016. Lo primero que hay que señalar es esto: Vosotr@s, los que queréis ir de protagonistas a cualquier sitio, que queréis salir por la tele, en la revistas, en los periódicos, que deseais que Perico os diga lo tontos que sois, iros de una vez a la mierda. Meteos en una isla desierta todos juntos a haceros "selfies" sin parar, unos al lado de otros, o mejor, id a edulcorar a "famosillos del tres al cuatro", esos que tienen un ego tan grande como la cantidad de metros de desnivel que cubre cada año el Tour, el Giro o la Vuelta. Allí seguro que, incluso, ganaréis algo de pasta porque de la nada también se puede vivir, que a muchos en ese negocio les va bastante bien. Al ciclismo, al deporte, dejadlo en paz.
El segundo recado va para la organización del Tour, que no supo preveer la masificación de la subida al Ventoux, recortada ayer, con lo que el tumulto se iba a formar en menos espacio. Esto se combinó con el "espectáculo habitual" de las motos, que carrera tras carrera (es un hecho, no algo oportunista) generan más y más peligro para los corredores.
Es una lástima empezar así, porque la etapa pintaba bien, muy bien, con la carrera alocada, a velocidades de vértigo, con tensión, lo que provocaría una subida final aún más endurecida. Poco importaba el recorte de kilómetros de la ascensión al Mont Ventoux porque habría, de igual manera, muchísima selección y el puerto aún albergaba dificultades de sobra.
La velocidad era frenética y esto perjudicaba, claramente, a los escaladores del grupo, que llegaban a las rampas duras del Ventoux sin la frescura que sí hubo en la ascensión a Arcalís hace 4 días. Se esperaba el ataque de Froome y así ocurrió, aunque antes hubo varias escaramuzas de Quintana y Valverde. Froome se fue en compañía de Porte y poco después se les unió Mollema (ver para creer). Las diferencias con respecto al colombiano, máximo rival, se iban ampliando poco a poco, hasta que sucedió lo impensable y lo único que se pudo ver fue a un Froome corriendo carretera arriba, sin bicicleta, desquiciado, seguramente, por perder una oportunidad de dejar sentenciada la carrera, algo que debería hacer reflexionar a cualquier organizador, a cualquier equipo y a cualquier aficionado. La organización "solucionó" todo este embrollo dando el mismo tiempo de Mollema a Froome y Porte, tras la carrera a pie del keniata.¿Decisión acertada?
Miren, miren: ¿PUEDE UN CICLISTA CORRER SIN BICICLETA?
Esto es una competición ciclista y los protagonistas son los ciclistas, que no se nos olvide. Froome, por otra parte, ha sido el único de los favoritos que ha presentado, y a lo grande, sus credenciales, para imponerse de nuevo en la carrera francesa. Con su ataque bajando en la jornada de Bagneres de Luchon; otro ayer en llano pillando desprevenidos a sus rivales y hoy, ya cuesta arriba.
Este es el espectáculo que ha de cuidar la organización de una carrera, el espectáculo que dan los ciclistas, no si en una subida se llega a un millón de personas. Si son descerebrados, como está ocurriendo últimamente, de poco vale.
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