El objetivo es cada día
El año pasado a estas alturas me propuse iniciar un diario en el que relatar una especie de preparación para el "Everest", esa ruta de casi 9000 metros con la que intentaba volver a junio de 2011, como si en el resto del tiempo no hubiera ocurrido nada significativo. Estuvo bien, me lo pasé bien para preparar eso. Me lo pasé bien, también, en la ruta, e incluso ahora, meses después, lo comentamos entre bromas por las "putadillas" que pude haber cometido al resto del grupo por confiarme en que salieran los metros. Los malos momentos, al final, se van y te quedas con el rato bueno. Pero este año no, este año no me planteo objetivos. El objetivo es salir cada día, pedalear cada día y poder alcanzar alguna cima a 100 kilómetros, a 500 o a 1000. Debe ser que me estoy haciendo mayor, pero marcarse algo lejano sólo te trae obsesiones que te impiden, casi siempre, disfrutar del camino recorrido. Porque ese es el tipo de cicloturismo que me gusta: me importa 0 quedar delante de alguien, me importa 0 la competición (la cicloturista, que vamos bien servidos en los últimos tiempos).
En la portada del artículo un momento que resume una de las rutas de este año: salir en un día de perros, pedalear sin rumbo y finalizar con el astro rey iluminándonos hasta el final. ¿Dónde acabaremos este año? ¿Qué acabaremos haciendo? ¿Quién sabe? Mientras, pedalea, que tras aquella recta, tras aquella curva, algo espera...
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