Vuelta 2015: lagunas en el producto
Se cierra hoy la primera mitad de la Vuelta a España 2015 y no recuerdo un año en el que la opinión generalizada bordeara tanto el desastre de lo visto en la competición. Desde la "no-etapa" inicial, en la que sólo compitieron algunos equipos que veían opciones de triunfo, hasta la expulsión de Nibali (por su agarrón al coche de equipo), pasando por el vergonzoso capítulo del "Ambrosini" (no ya sólo por su intento de robo de una bicicleta, sino por unos medios informativos que, en lugar de reprochar y rechazar esa actitud, han "encumbrado" al triste protagonista de los hechos), el accidente de Peter Sagan (arrollado por una moto de la organización), la penosa realización de TVE (¿dónde estaba el Caminito del Rey?), la situación de las metas de algunas etapas (la de la "no-etapa", la del "ningún sitio" de Capileira,...), la bajísima nómina de sprinters (a día de hoy, casi nula, tras 8 etapas, algo impropio de una gran vuelta),...
Quitamos sprints porque aburren; quitamos cronos porque aburren y me imagino que habrá que quitar también, ya, los "muros" porque, salvo en la etapa de Cumbre del Sol, en esta ocasión no han dado un resultado, cuanto menos, similar al de otras ocasiones.
Llega, ahora, la hora de verdad, la semana de la verdad, desde Andorra hasta Burgos: las dos etapas reinas, otras dos llegadas en alto de gran nivel (Fuente del Chivo y la Caballar), la media montaña de Tarazona, la ansiada crono de Burgos... Todo lo visto hasta ahora seguramente se vuelva irrelevante en lo referente a la clasificación general. Pero la sensación amarga que deja esta primera mitad de Vuelta debiera servir para reflexionar sobre la conveniencia de dar un giro al "producto": esto es un deporte, no un encierro de un remoto pueblo de la geografía española.
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Ruben Vázquez -