Si te caes siete veces, levántate ocho...
Claro que es muy fácil hablar. Has caído, y de que manera. Una costilla y una ostia que pudo haber sido peor. Casco destrozado, pero los grandes no miran atrás, los grandes se levantan y siguen adelante. Tenemos un objetivo en menos de dos meses. Una meta de esas que justifican todas las penurias habidas y por haber en los puertos y la bicicleta. Una desorbitada cantidad de puertos, kilómetros y desnivel que sé que te trae de cabeza desde que aquella vez nos prestaste una mano decisiva para que pudiéramos llegar. Ahora no valen excusas. Tengo los cinco sentidos preparados para asaltar eso. Y si funciona la cabeza, lo demás viene solo. Quedan días, rutas y puertos. La mitad del camino es dentro de una semana, la Borrachera. Luego, el abismo... no, el Everest, que se va acercando cada vez más. ¡Piensa! ¿Qué podemos perder? Sólo podemos ganar. 30 de mayo, Pola de Lena, 8870 metros, 250 kms en la cabeza. No hay más.
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