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Vuelta 2016: y volvieron los Lagos

Vuelta 2016: y volvieron los Lagos

Allá por el 10 de mayo de 1992 se celebró la etapa de Lagos de Covadonga en la Vuelta a España. Por aquel entonces la carrera aún se disputaba entre abril y mayo, y la montaña asturiana cerraría la segunda semana de carrera, en una Vuelta que había partido del sur, de Andalucía, y seguía el sentido contrario a las agujas del reloj. Tras Asturias volvería a "descender" hacia Madrid, no si antes albergar etapas en Ávila y la sierra de Guadarrama. Hubo dos grandes jornadas en Pirineos, con llegadas a Pla de Beret y Luz Ardiden. La primero comenzó a enterrar las posibilidades de Mauri, quien buscaba repetir triunfo un año después, y la segunda definió quién podía ganar aquella Vuelta de entre siete corredores: Montoya, Cubino y Parra (del Seguros Amaya); Echave y Rominger (CLAS-Cajastur); Giovannetti (Gatorade) y Delgado (Banesto). De esos siete destacaba, claramente, el ídolo local, Delgado, quien tras un Tour ’91 por debajo de sus posibilidades (el de la explosión definitiva de Indurain), buscaba reencontrarse en la Vuelta, carrera a la que volvía dos años después.

La etapa de Lagos de Covadonga llegó tras una jornada de media montaña en Santander (se pasaban La Sía y Alisas) y era la tercera meta en alto (habéis leído bien). Partiendo de Santander antes se ascendían los collados de Carmona, Ozalba y la Hoz, en Cantabria. Una etapa larga (213 kms) y que todos; aficionados, organización, directores y ciclistas; señalaban como decisiva...y lo fue.

Aquel día Fabio Rodríguez, el pequeño escalador colombiano del CLAS-Cajastur, impuso un ritmo frenético y rompió al grupo, sí, pero sobre todo a su líder, Tony Rominger. Por delante se quedaron solos Montoya y Delgado, quien tras pasar la Huesera soltó un latigazo que, a la postre, se torno definitivo. El segoviano comenzó a incrementar su diferencia con el entonces maillot amarillo (el rojo no llegó hasta 2010) Jesús Montoya, mientras Tony Rominger remontaba poco a poco, recuperándose en plena ascensión. En meta ganó Delgado, aventajando en 37 segundos a Tony Rominger y en 52 a Jesús Montoya. El resto entró a cuentagotas: la Vuelta ya era sólo cosa de tres hombres, cuando aún quedaba una semana de competición, con una única llegada en alto (el Naranco), una contrarreloj de 46 kilómetros y los puertos de Gredos y Guadarrama. Esa fue la última ocasión en que disfrutamos de una gran ascensión a Lagos de Covadonga, con lucha entre los favoritos, no ya sólo disputándose la General, sino también la propia etapa. Y de eso hace 24 años...

Porque en el esperpéntico recorrido diseñado por la organización de la Vuelta los Lagos de Covadonga ha recobrado parte, gran parte, del crédito que llegó a perder más por culpa de Unipublic que de los corredores. La multitud de llegadas en alto de los últimos años, la mala situación de la propia etapa de Lagos (en 2014 entre Camperona y Farrapona; en 2012, entre Ancares y Cuitunigru) y los horrendos recorridos previos (unipuerto o casi), han contribuido a que el "mito" de Covadonga cayera por los suelos, o casi. En este 2016, ver para creer, la etapa de Lagos de Covadonga era la primera verdaderamente de montaña, en la décima jornada, antes del día de descanso, y venía con dos buenos puertos de desgaste antes: el pequeño la Cruz (que no puntuaron, pero era un claro "tercera") y el sempiterno Mirador del Fito (el primer puerto de paso de cierto nivel de la carrera, de 1ª cat.). No pintaba bien, sin embargo, pues los precedentes a lo largo de los últimos años en Lagos y en la propia Vuelta a España de 2016 apuntaban más al triunfo de una escapada. Pero los corredores grandes prefieren este tipo de puertos, este tipo de jornadas. Los Quintana, los Contador, los Froome, son ciclistas de ascensiones de categoría, no de "muros", no de "cuestas de cabras", de puertos de paso contundentes, allá donde las diferencias entre los fondistas y el resto de corredores, se incrementa, allá donde las diferencias entre los grandes corredores y los buenos corredores, aumenta.

Tuvieron que llegar los Lagos, el primer gran puerto de esta Vuelta de recorrido pésimo, donde vimos más que en las nueve etapas anteriores, y en las tres llegadas en alto disputadas: pura gaseosa, atractiva en las dosis adecuadas, pero tediosa cuando hay sobredosis, como suele ocurrir en la Vuelta en los últimos tiempos.

Con un ritmo frenético desde abajo, como tiene que ser, Movistar destrozó el grupo y fue reduciendo paulatinamente la diferencia de los escapados, que comenzaron a retorcerse por las empinadas rampas de Covadonga con menos de 4 minutos de diferencia, lo que mostraba que esta vez sí, el grupo se lo estaba tomando en serio y que Lagos era esta vez el primer premio, no otro más. El trabajo de Castroviejo sirvió para contemplar como Froome quedaba tirado como nunca desde su época de apogeo. Confiado a su potenciómetro y a sus compañeros de equipo, parecía que hoy le caería la intemerata... Por delante Quintana y Contador estaban exultantes, creyendo que hoy comenzarían a enterrar al inglés, y se fueron por delante, en solitario. Por un momento pareció que ambos jugarían una carrera de ataques en plena Huesera, pero el momento de intensidad decayó, a medida que Froome iba entrando en calor y la diferencia, que rondó el minuto, se reducía. Quintana, al que muchas veces hemos criticado por su falta de ambición, soltó un latigazo tremendo pasado el Mirador de la Reina, poco antes de la primera bajada y se fue en solitario. Por detrás Froome alcanzó a Contador, también, y lo dejó tirado como "un pelele": ya había alcanzado su ritmo y ni los rivales ni el puerto podían pararle. La exhibición no se completó porque Quintana, prodigioso hoy otra vez, se fue como y cuando quiso, recordándonos a todos lo que apuntaba hace no tanto tiempo, en 2012 y 2013. Los números y la historia dicen que es el gran rival de Chris Froome en las diversas competiciones, el único que ha podido soltarlo en sus Tours victoriosos, y hasta el momento en esta Vuelta 2016 lo está reafirmando, volviendo por sus fueros y borrando esa imagen de ciclista resultadista del Tour de este año. La historia también dice que desde 2013 Contador siempre queda por detrás de Quintana en las clasificaciones de grandes vueltas, en las ocasiones en que ambos estaban en liza.

Con esta etapa de Lagos de Covadonga se ha cerrado la primera mitad de Vuelta, pero "una flor no hace una primavera". En el camino que queda sólo hay puertos de verdadera relevancia en la etapa del Aubisque. Del resto, muchas más llegadas en alto y una sola crono de menos de 40 kilómetros. ¡Qué pena que un recorrido tan lastimoso nos impida disfrutar del gran duelo de los mejores vueltómanos de la actualidad! Sin ir más lejos, Peña Cabarga, pasado mañana, otro final en alto más, con la emoción reducida a los kilómetros finales, otro final explosivo... Seguimos sin aprender.

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